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Se ha citado varias veces que el Sleep Journal desarrolló un estudio en el cual identificó los efectos adversos de la privación del sueño. Pasamos una tercera parte de nuestras vidas durmiendo, momento en el cual se desarrollan procesos biológicos para la restauración y recuperación de diferentes ciclos en el cuerpo humano.
Un adulto puede dormir entre 7 y 8 horas al día. El sueño de calidad es fundamental para que emocional y físicamente estemos en buenas condiciones durante el período de vigilia. A pesar de que algunos episodios de insomnio pueden ser normales, el insomnio crónico genera una exigencia muy alta en el organismo y es necesario asegura que es atendido. Lamentablemente 1 una de cada 10 personas sufre de insomnio crónico.
Es importante tener rutinas en los proceso de sueño y asegurar un ritmo de manera sistemático en hábitos de la noche: horas regulares, alimentación ligera previas al sueño, exclusión de consumos de cafeína, disminución de la intensidad de luz en la noche para no inhibir la melatonina que es la hormona que regula el proceso del sueño.